Puente aéreo Huesca-Zaragoza

junio 16, 2008

Días intensos los pasados las últimas semanas. Pocas horas de sueño y mucho material por renderizar.

Pero entre tanto jaleo hemos volado de Huesca a Zaragoza y de Zaragoza a Huesca, terminando, entre otras cosas, el documental «La Bolsa de Bielsa. El puerto de hielo». El viernes 6 de junio se presentó en Bielsa, delante de cuatrocientas o quinientas personas y con evento organizado por Aragón Televisión. El viernes siguiente se proyectó en el Teatro Olimpia, dentro de la programación no competitiva del Festival de Cine de Huesca. Y no ha sido cosa fácil sacar adelante una producción de estas características en un par de meses, en la que hemos combinado testimonios de personas que vivieron el episodio histórico, entrevistas a historiadores, recreaciones con la gente de la zona y los bloques de animación de Albert. Una combinación de la que hemos quedado satisfechos y que consideramos un buen producto de divulgación, con un enorme agradecimiento al equipo y a la gente que ha vivido y vive de cerca esta historia. Iremos conociendo su aceptación a partir de ahora porque en breve se emitirá en televisión y editará en DVD.

En paralelo a todo esto, hemos realizado desde nuestra productora los microespacios informativos del 36 Festival de Cine de Huesca, trabajo meritorio que hubiera sido inviable sin Salomé, Jorge, Raquel y Elena, junto con unas cuantas colaboraciones. Trabajo no siempre fácil de sacar adelante por las trabas del camino.

Vamos colgando las piezas en el CANAL SINTREGUA DE YOUTUBE.

Y hablando de trabas y de impedimentos, vuelvo como cada año de los recientes últimos con sensaciones agridulces del festival de cine más importante de mi tierra. No es nueva la alergia que parece producir al festival la modesta producción aragonesa en este evento, pero este año se ha oficializado con la desaparición del premio «Los Olvidados», triste título -por muy buñueliano que sea- para la sección aragonesa asentada desde hace un tiempo gracias a gente como Alberto Sánchez y otros pocos cuantos. Y es una pena que desaparezca, porque a los creadores aragoneses nos va a seguir gustando el festival por mucho que sea un amor no correspondido. Estaría bien que la organización se lo replanteara el año que viene. De verdad, Buñuel no necesita la sección, pero a aquellos que ruedan hoy en día sí les viene bien.

Insisto. No se nos escapa que lo aragonés no tiene por qué tener protagonismo especial en un festival cuyo carácter internacional es lo importante, pero de ahí a que se arrincone con gestos que muchos sabemos entender, va un trecho. En muchos lugares del mundo, los festivales de cine cumplen, entre otras muchas funciones, una misión de conexión, pasarela o intercambio entre las cinematografías propias y las vecinas. Está claro que gracias a Huesca, esto ocurre de vez en cuando, pero mucho menos de lo que podría ser. Siendo el más importante de Aragón y con el mayor apoyo del Gobierno de la Comunidad, esto debería ser misión obligada. Por no hablar de lo mucho que podría fomentarse la difusión del certamen en los medios de comunicación. Paradójicamente, me temo que eso funcionaría mucho mejor si se empezará haciendo bien los deberes en casa. Que pregunten a los festivales de las comunidades vecinas si tienen esto en cuenta.

[Por cierto, puntazo el del representante de la embajada de Australia recogiendo el premio de su convecino Dennis Tupicoff.]